lunes, 5 de diciembre de 2011

MAÍZ TRANSGÉNICO

                                                       CONDICIÓN HUMANA
¿Qué es la condición humana?
¿Cuáles son los riesgos para la salud del consumidor?
¿Habrá afectación para la condición de vida y siembra del agricultor?
¿Cómo evitar comer transgénicos?

La condición humana será todo aquello a nuestro alrededor que nos lleva a ser quien somos y como actuamos en los diferentes ámbitos o casos en los que se encuentre cada uno. Eso que nos hace ser, será lo cultural, lo social principalmente para ser el individuo que somos.
A mi parecer el que hayan dejado llegar a esta empresa (Monsanto) a México para comenzar a experimentar la siembra del maíz transgénico es un total error porque afecta tanto al medio ambiente, así como también para la salud de los seres humanos mediante el consumo de esta semilla es sus diferentes formas de venta y no solo mediante el consumo, también por el ambiente, ¿Cómo? Al momento en que se comienzan a usar  insecticidas más fuertes, afectando el aire que respiramos, recordando también que las plantas son las que nos proporcionan oxígeno.
Los Organismos Genéticamente Modificados (OGM) o transgénicos pueden producir efectos en la salud humana y animal y representan un potencial peligro a los países biodiversos. México domesticó al maíz, cuya planta se ha convertido en alimento mundial. Se debe proteger preventivamente su patrimonio natural ante cualquier riesgo. En cuanto a aspectos sociales, los procesos de monopolización llevan hacia una concentración de actividades agroempresariales en manos de pocas empresas transnacionales, destruyendo la economía campesina y los mercados regionales, creando dependencia tecnológica y por ende, lejos de garantizar la seguridad alimentaria en el ámbito mundial, encarecen los alimentos básicos. México, con graves problemas de pobreza y deterioro ambiental, pero siendo uno de los países megabiodiversos, tiene que aplicar principios precautorios que superen la imperante pobreza, mejoren la equidad a favor de la calidad de vida de todos, protejan la biodiversidad y cuiden la salud humana ante potenciales riesgos a largo plazo. Sólo un enfoque bioético puede impedir un deterioro aún mayor de la calidad de vida, de la salud y del entorno[1].
Organizaciones han señalado el peligro que trae consigo el realizar estos experimentos con los alimentos y están en desacuerdo con que se den los permisos en México, pero aún así, el director General del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Víctor Manuel Villalobos Arámbula, habló sobre los riesgos que señalan diversas organizaciones respecto a los cultivos de Organismos Genéticamente Modificados (OGM), aseverando que "son argumentos que se han señalado por mucho tiempo, pero mientras no se demuestren científicamente son parte de la especulación"[2].
Pero ni él, ni nadie, garantizan que el consumo de alimentos transgénicos sea seguro para la salud de los consumidores en el mediano y largo plazo. Y sí  por el contrario, ya que diversos estudios de laboratorio muestran claramente que el consumo de transgénicos presenta serios riesgos para la salud humana como[3]:

         La alteración o inestabilidad de los genes que puede llevar a la producción de nuevas toxinas. Teniendo en cuenta que estas son peligrosas para la salud de todo ser que consuma estos OGM.

         La nueva proteína producida por el gen externo puede provocar alergias.

         Nuevos estudios sugieren que el consumo de transgénicos puede alterar la fertilidad de los consumidores. Con el riesgo de que algún consumidor quede infértil (aunque tal vez sea imposible, pero no descartable), como el que algún hijo suyo llegue a nacer con alguna enfermedad crónica.

         Impredecibles efectos secundarios en salud humana.

         Toxicidad aguda y crónica.

         Resistencia a antibióticos

         Debilitamiento del sistema inmunológico

         Efectos acumulativos de agroquímicos que producen procesos degenerativos en el tejido humano

         Desequilibrios hormonales por OGM y hormonas

Así que el permitir la siembra de maíz transgénico en nuestro país de una forma más seria que la de solo experimentos, sería poner en riesgo tanto el patrimonio cultural, como también la forma alimentaria del mexicano. Y lo peor, regalarle a una empresa trasnacional nuestro maíz para que haga con él lo que quiera.
Aunque no solo se verá afectado el medio ambiente o el ser vivo que lo consuma, en lo que respecta a la salud, sino también el agricultor. Por el motivo de que el agricultor ya no cosechara para él, sino para una empresa con todas sus reglas, tomando en cuenta que él ya no podrá quedarse con granos o venderlos para su propia economía. Dejando claro que las semillas transgénicas no pertenecen al agricultor que las siembra sino a la transnacional que las comercializa. El agricultor tiene prohibido vender, intercambiar y guardar sus semillas, pues de hacerlo enfrentará demandas judiciales por parte de la empresa. Además, si su campo resulta contaminado por semillas transgénicas que no haya sembrado, se verá obligado a pagar regalías o multas a transnacionales como Monsanto, Bayer, Pioneer o Syngenta, situación que ya han enfrentado agricultores de Estados Unidos y Canadá entre otras naciones[4].
La coordinadora de la campaña de Agricultura Sustentable y Transgénicos de Greenpeace, Aleira Lara, dijo que la siembra de maíz transgénico es ilegal y atenta contra los agricultores que deberán pagar derechos a empresas internacionales (principalmente Monsanto), para poder sembrar ese producto[5]. Por su parte, Juan Olmedo, integrante del Movimiento Agrario Indígena Zapatista (MAIZ), mencionó que salvar al campo significará salvar a México, porque si se vuelve a activar la producción de alimentos, se tendrá ocupación para aquellos que no ven más alternativa que la migración[6]. Esto que dice es muy acertado para mí, porque siento que la mayor parte de las personas que llegan a realizar emigración sea el lugar que sea, son las personas del campo, ya sea por las sequías que azotan sus cultivos o ahora porque ya no trabajan para ellos, sino para un empresa extranjera que puede les pida muchas cosas para poder sembrar.
Sin embargo, el gobierno mexicano, desoyendo los argumentos y recomendaciones de la mayoría de los científicos y expertos nacionales en maíz, así como de cientos de organizaciones indígenas, campesinas, ambientalistas, sociales, sindicales y muchas otras, se empeña, contra casi toda la población, en seguir autorizando siembras experimentales de maíz transgénico e insiste en aprobar siembras piloto, que no son más que una formalidad para la posterior siembra comercial a gran escala.

Entonces lo mejor será evitar por nosotros mismos el consumo de estos productos. La primera recomendación para no comer transgénicos es elegir alimentos frescos y naturales y evitar los alimentos industrializados que pueden contener ingredientes transgénicos. Esta sencilla acción puede garantizar una alimentación libre de transgénicos y saludable. Buscar productos orgánicos, ya que respetan el ambiente en su proceso de elaboración y son más sanos y seguros que los procesados de manera industrial.

Así por ultimo el tratar de comprar en tianguis porque ahí podemos encontrar una gran cantidad de productos locales y frescos vendidos directamente por los productores. Además, el tianguis es un espacio público que no está controlado por transnacionales, como ocurre con los supermercados. Tomando mucho en cuenta que estos supermercados no respetan el derecho de los consumidores etiquetando los alimentos genéticamente modificados para que uno sea el que decida qué es lo que comerá.